He escrito algo sobre ti

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Nota del autor: Hace 5 años escribí esta historia, he notado con el tiempo de mis errores tanto de puntuación y gramaticales, sin embargo, prefiero mantenerlo así, ya que es una historia de un escritor incipiente con s… y deseo que quede un poco de esas manchas, para así leerlo y recordar un poco del ser que fui hace tiempo.

Me quede perdido en aquel sueño, la muchedumbre caminaba conmigo, es raro, tu no estabas en este sueño, era solo yo y la impaciencia de un deseo amigo. Me detuve ante aquel café cuyo nombre recuerdo Le terrace, decidí entrar y el ambiente me dejo maravillado, el olor de aquellos granos recién tostados, leche evaporada y chocolate mezclados, estaba realmente rodeado de esencias cálidas y dulces.

Me tome un momento antes de sentarme, había una pequeña mesita, pegada en la pared en donde se encontraba un cartel, ¡que maravilloso!, una taza de café donde su vapor formaba una mujer bailando cubierta de velos, saque mi computadora, y seguí viendo  aquella figura, de pronto estaba tan perdido en mis pensamientos, la camarera interrumpió mi narcosis, ordene un capuccino y un pay de manzana, y en la pantalla de mi computadora mostraba un mensaje que me dejo inquieto, “he escrito algo sobre de ti”. No decía más, ¿a qué se refería?, la camarera me sirvió lo que pedí, sorbí el café y todo desapareció.

Mis ojos ahora estaban en otro lugar, veía el techo de un lugar que no reconocí al momento, estaba acostado, una amnesia temporal que duro 6 tal vez 8 segundos, ahora recordaba… me encontraba en aquel cuarto de hotel. Francia, ¿Quién lo iba a decir?

Mi viaje no era de placer, hace algunos días me entere que mi amiga murió, su corazón paro a la edad de 89 años, compartimos clases de filosofía los dos éramos estudiantes de aquel diplomado, ella se convirtió en mi maestra de francés poco después, me contaba historias de sus días cuando enseñaba en el centro de idiomas universitario y en la facultad de medicina. En realidad aprendí mucho de Maru como la llamábamos, recuerdo un día me conto acerca de su jubilación, sus palabras fueron: Jubilación… ¿qué tiene de júbilo? el ya no poder hacer lo que uno disfruta, es simplemente otra forma más de decirle a una persona: gracias y adiós de la manera más fría posible, yo nunca me quise jubilar… pero los altos mandos así lo quisieron, si no era por mi deseo personal seria entonces por decisión de los demás, sentir que decidan por ti tu destino es de lo más inhumano… hijo, no dejes que nadie te diga que ya no puedes hacerlo más, porque ese día trataran de asesinar tu voluntad e espíritu.  Es por eso que aunque jubilada esté, los alumnos vienen a mí aun, y sabes… me siento útil, querida y sobre todo con vida.

Maru regresaría a Francia donde ella vivió parte de su vida,  Uno de sus hijos Manuel la convenció de irse a vivir con él y su familia, y ella no rechazo la propuesta, le hicimos una despedida. La cantidad de personas que algún día fueron sus alumnos era increíble, los halagos, los abrazos, las risas parecían no tener fin, nos conto anécdotas, nos dijo que alguna vez poso para algún artista, no nos dijo para quien, nos enseño fotos cuando era joven, realmente era guapa su mirada tenia tal fuerza que era hipnótica, su pelo estaba largo y suelto, usaba un vestido, con encajes tejidos a mano que formaban rosas. Algún alumno se atrevió a decir, que ojala hubiera nacido antes para cortejarla, y Maru respondió: Aun estas a tiempo… el apenado ahora sería otro.

Me sentí honrado de que era fuera mi maestra, al despedirme de ella me dio un pequeño obsequio, una foto de ella representando a Cossette de los miserables junto con un actor, que después sería su esposo. Me dijo que me daba esta foto, porque sabía que me encantaba aquella obra. La abrace y le di un beso en la mejilla, y me despedí no con un adiós, si no con un Hasta pronto.

La noticia de la muerte de Maru, corrió por todos los correos de alumnos y compañeros, muchos querían ir a darle el adiós, pero un viaje a Francia, no es nada barato, así que tenía la idea de que no sería posible hacer aquel recorrido. Estando en mi casa, trabajaba en una nota para la revista arte y diseño, sonó el teléfono, era Manuel, me dijo que le gustaría que fuera al funeral de su madre, lo primero que respondí fue, que no podía pagar tal vuelo, a lo que contesto, que el avión ya estaba pagado solo era cuestión de recoger el boleto y que de la estadía no me preocupara, no me sentí bien al principio, ¿Cómo podía yo aceptar?, y antes de que dijera otra cosa, agrego, realmente ella te apreciaba mucho, no pude evitar que las lagrimas se escaparan de mis ojos, acepte, y esa misma noche hice arreglos y salí hacia París.

El funeral fue en la basílica de Saint-Denis, el sermón fue largo, las personas cercanas a la familia dieron con sus propias palabras el adiós para aquella gran mujer. Al llevar el féretro a la salida, los aplausos duraron hasta que el cuerpo abandono el recinto. Maru fue enterrada cerca donde yace su esposo, al terminar Manuel dio las gracias a todos por a ver venido, me encontré con muchos compañeros conocidos, se sorprendieron de que estuviera presente, me invitaron a comer y a platicar de lo que habíamos vivido con nuestra compañera de filosofía.

Viridiana, José, Francisco, Lucia, Marisa, Julio, Mariana, Rebeca y el pomposo del Lic. Miguel Juárez, como le gustaba que se dirigieran a él fueron todos compañeros de clases que impartia Claudia Jasso. Comimos en el restaurant Chez paul, admito que no fue lo que esperaba, Viridiana, Marisa, Julio y yo, nos llevábamos muy bien, recordamos muchas cosas, pero me decepciono que los demás solo hablaran de lo bella de la ciudad, de la comida, su gente. Parecía que en verdad los demás vinieron más de placer que de duelo.

No estaba muy contento, me despedí de todos, muchos se iban a quedar algunos días más, para no decir semanas, Viridiana, Julio y Marisa se hospedaban en el mismo hotel que yo él Balzac, ¡vaya suerte!, regresaban en 2 días a México, compartimos el taxi, y cada quien se fue a sus respectivas habitaciones, quedamos de vernos al día siguiente en el lobby del hotel a las 9 de la mañana. Eran las 6:45 de la tarde, caí rendido en la cama y todo se ennegreció para soñar con aquel café.

A las 11:30 de la noche me desperté con aquella amnesia repentina que ya había relatado, sonó el teléfono, era Manuel, le dije que me iría en dos días pero que pasaría antes para agradecerles la oportunidad de despedirme de Maru y las atenciones que tuvieron para conmigo… el sueño se escapo, Salí a caminar un poco necesitaba un café, no sé si era la necesidad o por aquel sueño extraño… admito amo el café,  pero aun no me explico esa frase… He escrito algo sobre ti.

Creo que camine por 15 minutos llegue a una pequeña plaza, tome asiento en un banco, observe el panorama, la noche iluminada por aquellas luces que procedían de todos lados, las parejas caminando abrazadas, o tomadas de la mano, no por algo Francia era la ciudad del amor, mis ojos aun buscaban donde conseguir aquel elixir,  había muchos lugares para mi suerte, De la ville café, bataclan, Deus Magots, flore, y no lo podía creer, Le terrace… ¿pero qué?

Apresure el paso hacia el lugar de mi sueño, entré, el mismo aroma envolvente y dulzón pero el lugar era un poco diferente a mi sueño, era más amplio y tenia afiches de obras de pintores en las paredes, reconocí alguno de Eduard Cortés, la  camarera me dijo que si quería sentarme, le dije que si, y de pronto una voz que no oía por mucho tiempo me llamo: ¡Alex!, volteé  y no lo podía creer, Raúl estaba ahí, compañero de la facultad de diseño, nos abrazamos y nos sorprendimos de que pequeño es el mundo realmente, me pregunto que andaba haciendo en estos lares, conté la historia desde el principio, y también del sueño que tuve.

Raúl no se mostro sorprendido, pero le agrado mi historia, después le pregunte que hacia él en Francia, al parecer su inquietud por mejorar sus  conocimientos lo trajeron a estudiar un posgrado aquí. Entusiasmado por mostrarme su investigación, saco su computadora mostrando algunos carteles que fotografió, y ahí estaba el cartel que había visto en ese deja vu. Le dije y este cartel… vio el interés en mis ojos ¿te gusta?, Y recordó mi sueño, y dijo con aire de burla, no me digas, es el cartel que soñaste, a lo que respondí que si, era el mismo, la taza de café y la silueta que formaba una mujer bailando… una mujer que conocía… mira Alex. Me dijo. Este cartel es de un pintor llamado Nicholas Rubens y la modelo se llamaba… déjame ver… respondí ¿María Eugenia?, Raúl se quedo sorprendido, y dijo, sí, eso es en español, en francés se la conoció como Marie Eugenie era actriz… ¿pero cómo lo sabes?… Le respondí con una sonrisa, ella fue mi compañera, ella fue mi maestra, ella fue mi amiga Maru.

Ahora sé lo que voy a escribir para la revista, ahora entiendo esa frase de mi sueño:”He escrito algo sobre ti”.

Camino Errado

Tan solo en un momento de mi vida, quisiera dejar de ser tan preocupado, dejarme de obsesionar por un momento de las cosas, siento que todo esto me pasa por culpa de mi trabajo, no es de extrañarse, en mi caso, Japón siempre ha sido un país tan perfeccionista que debo ponerme al nivel de sus expectativas. Siempre veo a mis colegas como personas autómatas, es irónico de cierta forma en verlos ocasionalmente programando en las computadoras tan concentrados, en realidad parecen computadoras programando otras computadoras, ahora me encuentro caminando con rumbo a mi departamento, llevó viviendo aquí casi cuatro meses y no he conocido a quien compartir de mis  experiencias, en un lugar lejos de todo y tan cerca de todo lo que he querido, en realidad me siento tan vació de alguna manera, en verdad no podemos estar felices con todo lo que hagamos o tenemos.

¡Pero qué diablos!, pienso en mis adentros, cambiaré de rutina, me dije en voz alta, cambie mi rumbo, camine entre casa nuevas, arboles, animales, todo, quería que cambiara todo no dejarme ganar por lo mismo, llegue a un parque donde vi a los niños jugar, a parejas platicando, y a lo lejos vi un lugar donde poder descansar un poco y observar el paisaje, pero, aun así no dejo de preocuparme, ni el ruido de los niños o las pláticas casi imperceptibles de las parejas podían alejarme de mis pensamientos. Me pregunto ¿Dónde podré relajarme tan solo un poco?, no a lo lejos observo la figura de una mujer enigmática, a distancia no podía ver del todo su rostro, pero era algo fantasmagórico… ¿no? ¿Es acaso?, no podía creer lo que podía ver mis ojos en este momento, así que me levante para observar de cerca y cada vez que me acercaba aquella mujer, podía corroborar lo que sospechaba es una Geisha, y no sé, pero tuve una enorme necesidad de seguirla y me guío a una casa de té.

Ella no se dio cuenta de que la seguía o eso creía, me dispuse a entrar a este lugar, todo era tan japonés por así decirlo, la decoración, los abanicos colgando de las paredes, los grabados, en fin todo era lo que he esperado en ver en este país, me quite mis zapatos por respeto y me adentre más al lugar, pase por unas cortinas y ahí estaba ella. Me miró y fue en ese momento donde no me pude mover y ella tan solo me señalo una mesa, no sé si por inercia o por hipnotismo de esa mirada me moví hacia allí, me senté y ella despareció de mi vista por un momento… yo quería decir algo pero mi Japonés es un poco tosco y algo tonto… ¿qué podía decir o como decirlo? Me seguí preocupando, y de pronto ella volvió con una tetera y un vaso, después ella me sirvió, se sentó a lado mío, con una elegancia que no sabría cómo describirla, me dio el vaso y me sonrió. Supe lo que tenía que hacer, bebí del té, era un poco amargo pero después se convirtió en algo dulce suave, su sabor era tan único que cerré los ojos, cuando abrí los ojos no supe en que momento sus labios estaban tocando los míos, ella se separó de mi me miró por un momento y me dijo claramente en mi idioma, Bienvenido a casa, querido. Ahora ya no me preocupo.

El vagabundo

Mis manos sucias, mis ropas rotas
Mis pies cansados, mi corazón llora
Mis labios cortados, mis sueños desvanecidos
Mi cara obscura y mi cuerpo abatido

Camino sin rumbo, pido por uno
De hambre muero, de hambre vivo
De vino lloro, de vino río
De penas cargo, de penas libro

Soy caminante del mundo y este camina conmigo
Soy nadie para muchos y nada para otros
Soy decadencia de deseos y reflejo de algunos
De mi boca pregona piedad y de mis manos la recibo

Soy hermano del mundo
Soy pordiosero de necesidad
Soy viajero de rumbo indefinido
Soy hombre errante de mi mismo

Soy vagabundo hermano mío.

Lucy in the sky with diamonds

(3.5 millones de años a.c.).

Lucy

¡Ha! No habría existido otro día mas dichoso como este, Lucy con una sonrisa en su peludo rostro, se trepaba con gran fuerza a su árbol favorito, con prisa trepaba y trepaba hasta llegar a la copa, quería sentir el aire tan suave y la luz radiante de aquel sol majestuoso que se dejaba ver encima de ella.

Lucy, Lucy, Lucy, ¿Qué te hacia tan feliz?, eras vista por los demás de tu especie, como algo extraño, tu bailabas, saltabas y aullabas, siempre estabas alegre. Hacías cosas que los demás no se atrevían, y creo que se la razón, lo se, te encantaba vivir, ¿es eso?, Lucy eras especial, observabas lo magnifico que eran las cosas, los primeros brillos del sol, el atardecer, la claridad del agua en el lago, la fauna, las nubes, la lluvia, el titileo de las estrellas, y lo que mas te agradaba era observar una luna llena, te hipnotizaba su luz y te dormías bajo su manto por las noches.

Quien iba a pensar Lucy, que a tus 20 años eras como una niña, los demás se alejaban de ti, pero, los niños se te acercaban, te gustaba juguetear con ellos, no eras bien vista por los demás, pero por los inocentes eras como una gran niña con la quien podían contar para sus pequeños y tiernos juegos.

Lucy, sentada en esa copa, observando el horizonte, que dichosa eras, al parecer no podías dejar de ver lo simple pero hermoso lo que es el mundo, pero el destino te preparaba otra cosa. Bajabas por aquel árbol cuando algo extraño ocurrió, de pronto, una rama en la cual te sujetabas se rompió y empezaste a caer y caer hasta que tu frágil cuerpo golpeo el frió y duro suelo, no gritaste, ningún sonido emano de tu boca, estabas aun sonriendo y mirando hacia arriba, sentías dolor, pero sonreías, ¿Cómo era posible?, es que acaso ese dolor tan fuerte ¿era para ti maravilloso?, Lucy lo que si se es que lo último que observabas era hermoso, la luz del sol y las hojas de los árboles formaban lo que podrían ser hermosos diamantes. Lucy estaba mirando diamantes en el cielo, estaba feliz y muriendo.

Aclarando la historia de Lucy está inspirada en un esqueleto de un australopiteco que se presumía el más antiguo, creo que ya se han descubierto más. Me llamo mucho la atención que se le pusiera este nombre según se dice que los investigadores se inspiraron en la canción de los Beatles Lucy in the Sky With Diamonds «La primera niña de la humanidad».

Un nuevo amigo

Afuera de el edificio se encontraba un grupo de niños de la escuela Amador Villalobos, vienen a conocer lo que era una biblioteca, muchos de ellos ya tenían idea de lo que se esperaba ver, miles y millares de aburridos, aburridísimos libros.

La maestra les pidió a los niños que se comportaran y se formaran, por que de un momento a otro la encargada les permitirá pasar, dicho y hecho, la encargada con una sonrisa les dio la bienvenida, y dentro los niños se maravillaron muchas estanterías con libros perfectamente acomodados, mesas cuadradas y redondas, con sillas muy elegantes, sillones que con solo verlos parecían reconfortantes, adornado estaba el salón con obras de pintores independientes, y algunas reproducciones de famosas obras de arte, los niños quedaron boquiabiertos con la inmensidad de la biblioteca, después fueron llevados a una sección, donde los niños podrían escoger cualquier libro, la maestra les pidió que en calma escogieran uno, algunos niños escogieron libros delgados y con dibujitos, otros victimas de la mercadotecnia fueron directo hacia las historias de Harry Potter, había también que con las películas de horror fueron a buscar a Frankestein, Drácula, al Dr. Jekyll, y algunas niñas y niños escogieron historias fantásticas, como Peter Pan, Blanca Nieves, La bella y la bestia, Aladino, Caperucita roja, y otros leian al afamado Sherlok Holmes, a Poirot y la señorita marple.

Uno de los niños no estaba muy interesado en los libros, así que simplemente se puso a ver los libros, pero sin elegir ninguno.
La maestra le llamo la atención, y le dijo:
-Vamos que mal te puede hacer leer un poco, vas a ver que alguno de estos te va a llegar a agradar.
No tan convencido el niño busco y busco, hasta que encontró entre dos libro gruesos que cuyos títulos no es de importancia, estaba ahí un libro que no tenía titulo, era azul, y pequeño con menos de 100 paginas en el.

El niño comenzó abrirlo paso de una página a otra, y siguió así, y mas rápido, ya que en aquel libro no apareció nada, ni siquiera un dibujo, ni una letra, nada.
Lo cerró de nuevo y para estar seguro volvió abrirlo y esta vez aparecieron letras que bailaban, he iban formado palabras, y leyó lo siguiente:

Tu amigo, que me has abierto deja te cuento quien soy, he sido creado por grandiosos personajes, soy aquel que te puede llevar a lugares que nunca has visitado, te puedo enseñar los conocimientos que tu quieras, pero también puedo mostrarte los sueños que anhelas, soy alquimista de realidades y fantasías, puedo convertir una verdad absoluta en una mentira abominable, te puedo llevar a través del tiempo y espacio, al inicio del universo y al final del mismo, no hay limites para mi y si los hay los puedo quebrar, te puedo aburrir, y a veces entretener, era buscado por muchos, pero ahora soy buscado por pocos, tu que me has abierto ahora te pregunto ¿seguirás aventurándote conmigo a imaginar y a conocer?, lo único que tienes que hacer es ponerme un titulo es todo lo que necesito para poderte darte esto y mas, si lo deseas, entonces ¿Qué nombre me darás?.

El niño acabando de leer estas palabras, fue interrumpido por la maestra que le pregunto:
-¿Qué estas leyendo?
El niño volvió a mirar el libro y en una de sus páginas resaltaba la pregunta ¿Qué nombre me das?
Después el respondió:
–“Un Nuevo Amigo”
-¿Cómo? Pregunto la maestra.
Y el niño sin pensarlo dos veces respondió:
-Estoy Leyendo un “Un Nuevo Amigo” maestra.
-Espero que lo disfrutes. Dijo ella.

Después aquel libro empezó a cambiar, las palabras que fueron formadas desaparecieron, y fueron remplazadas por otras, y algunas imágenes, empezaron a aparecer el niño empezó a leer, y jamás en su vida había leído una historia tan fantástica como aquella vez, pero jamás olvidara lo que el libro le pidió un titulo y su amistad.

El sueño en Owari

Hay días donde el espíritu interno decae, al parecer se cansa de los intentos que uno da día a día independiente de cual estos sean, uno se juzga tan fuertemente que no quisiéramos escuchar más nuestra voz interna, que solo lanza dagas afiladas al ánimo. El cuerpo solo pide descanso a aquello que lo tiene fatigado y solo uno mismo comprende lo que es.

El sueño llega poco a poco, mientras el sonido hipnótico de las manecillas del reloj hace su trabajo, marcando cada segundo del momento que irremediablemente, no volverá. Al fin llego Morfeo.
Me encuentro cerca de un lago apacible rodeado de árboles de cerezo, mudos testigos de la belleza propia y ajena que los rodea, mirando al horizonte lleno de brillos que el sol brinda generoso de su luz cálida. Me interrumpió el sonido de unos pasos largos y marcados sobre la hierba fresca, era un hombre vestía un elegante kimono, cuya mirada era profunda y no deja en duda de que en sus pupilas se nota una gran ambición, era alto, su cabellera oscura y larga, sonriente se sentó cerca de mí y después de unos momentos me pregunto ¿Qué haces aquí?, a lo que respondí en realidad no lo sé, de un momento he aparecido aquí, contemplando este lugar no recuerdo más. Con una risa el dijo, ¿acaso eres un fantasma?, Dije, no sabría decirte, no creo ser fantasma, pero a veces me lamento, pero si puedo sentir lo que hay en mí alrededor, seguro que no lo soy o eso creo. Me dijo: mi padre veía fantasmas todo el tiempo, creía que sus enemigos volvieron para cobrar venganza hasta al punto de dejarlo loco, tanto así que tuve que pelear con él para apaciguarlo y que se recobrara de esa visión, estuve a punto de darle muerte. Si en ese momento no se hubiera desmayado por el cansancio, mi espada le hubiera traspasado el pecho, pero después de unos días su espíritu partió. Le dije lamento mucho tu perdida.
Se levanto y de la nada saco una espada, y apuntando hacia mi cuello, me pregunto… ¿Tú que tanto te lamentas, No tienes ambición? ¿Dime que es lo que realmente deseas?, mi sueño se torno en pesadilla, no supe responder. ¡Contesta!, Mi cuerpo estaba inmóvil no podía hacer nada, y solo pude responder: no sé. La espada ahora apuntaba hacia mi corazón, y con un movimiento rápido, sentí como el filo poco a poco iba entrando a mi pecho… no pude gritar, el hombre me dijo: si dejas de escuchar los deseos profundos de tu corazón, entonces no serás nada diferente de un muerto… Un corazón que grita y no lo escuchas, es mejor atravesarlo, para que su desdicha de no ser escuchado por su dueño se detenga. Al ver sus ojos llenos de ira, sentí que mi momento había llegado, y mi corazón estaba gritando por mí, ahora lo escucho… y de pronto la espada ya no estaba en mi pecho, después no estaba en aquel lago, ahora estaba en un castillo de madera sentado enfrente de una persona que reconocí.
Era el de nuevo, pero esta vez me ofreció una pequeña vasija con un licor cuyo sabor no recuerdo después de beberlo se levanto de su lugar con un abanico en mano, empezó a bailar y con una voz profunda recito un poema que según recuerdo decía: La vida de un hombre de 50 años bajo el cielo no es nada comparado a la edad de este mundo, la vida es solo una vago sueño, una ilusión, ¿hay algo aquí que dure para siempre?, al acabar, en el cuarto se escuchaban los aplausos y volvió a sentarse junto a mí, y me volvió a servir de aquel licor, después de beberlo me encontré entre el mismo castillo envuelto en llamas, el seguía enfrente de mí, y solo me dijo: escucha siempre.
Desperté y después de unos momentos me di cuenta de que conocí en mis sueños al… Tonto de Owari… al que después seria conocido como… El rey demonio… ¿Será posible? ¿Eras tú?… ¿Nobunaga Oda?, Mi corazón seguía gritando.

El Mimo

Si hubiera tenido la oportunidad de ser aquel personaje cuyo silencio, no impide que dé a entender sus  mensajes que pueden ser llenos de alegría, tristeza, enojo, confusión, sorpresa, miedo, y demás.

Me veo empezando mis actos en una pequeña plaza en algún rincón de Argentina, llevando dicha a las personas con movimientos que asombren al espectador, haciendo que olviden por un momento lo vertiginoso que viven día a día. Con gestos haría como si estuviera encerrado en una prisión poniendo la mejor cara de pocos amigos con un toque de gracia y picardía y que este trate de escapar, haría también quien llevara serenata a la mujer que este entre la audiencia, y mofándome del novio en su forma de ser, imitando su expresión, haciendo como demostrándole quien es el macho alfa, cuidándome claro de que este no se ofenda.

Después de algún tiempo tendría la oportunidad de presentarme en teatros, ahora mis juegos de lenguaje corporal serán acompañados con una música fenomenal, aunque el mimo debe ser silencioso no quiere decir que el ambiente también lo sea. Recorrería el mundo, conociendo nuevas personas, que me contarían, sus historias, sus añoranzas, sus sueños, de ese modo sentiría que me comparten y hacerme participe de sus vidas. Me casaría con una mujer japonesa, tómenlo como un fetiche pero las mujeres de ojos rasgados, me parecen… misteriosas.

Tendría hijos, 4 para ser exactos vivirían de una libertad para que hicieran lo que el corazón les dicte, por que la razón aunque puede ser buena, a veces la razón juzga y no se tienta el corazón es entonces que hay que vivir sin temor.

El último día que actué en un teatro, será con un espectáculo jamás visto, ya no sería solo yo y un fondo negro detrás de mí, ahora serán paisajes de las diferentes ciudades que haya visitado contando con mi cuerpo historias graciosas u anécdotas de aquellos días. Y antes de que se cierre el telón haría un homenaje a mi ídolo Marcel Marceau, vestido como BIP, haría su obra conocida como las mascaras, donde un hombre se prueba diferentes tipos de ellas, la de la tristeza, seriedad, empatía, sorpresa,  alegría, y esta ultima al momento de probarla no se la puede quitar, la sonrisa siempre estará pegada a su rostro, mientras su cuerpo lucha por liberarse de ella, tratando, tratando, sin ningún éxito de repente la audiencia sentirá que aunque detrás de esa sonrisa dibujada, en el fondo el hombre esta triste, desesperado, siendo prisionero de una faceta mentirosa, que no se despega, y al pasar los días la máscara se irá cayendo, y la sonrisa desaparecerá, y en el hombre se volverá a tocar el rostro y en el ahora se dibuja una sonrisa de alivio, después la sonrisa sincera con lagrimas en el rostro. El telón caerá, los aplausos se oirán y después de ese gran momento en la despedida, sabré que hice lo correcto y será la hora en el que el mimo, dormirá.

Alma inmóvil

Al estar en ese lugar, yo inerte debajo de sus hojas cuya sombra me cobijaba, sin preocupaciones y en paz conmigo, de repente escucho susurros incesantes que me despertaron de mi pequeño Nirvana, un hola que provenía de algún lugar cercano, me levanté y busqué de donde venia ese susurro, con tono algo amigable, pero intranquilo.  No tuve éxito en mi búsqueda hasta que regrese mi vista hacia donde yo estaba, el sonido provenía de aquel árbol y ahora con voz de mando me dijo, que me acercara… ¿Quién eres? Pregunté, ¡ah! Mi buen amigo soy lo que ves nada más, la pregunta aquí sería, ¿Quién eres tú?…  no podía creerlo, le dije mi nombre… ¿Cómo era posible esto?

Acércate hermano mío, vuelve al lugar donde disfrutabas del silencio y de la compañía de mi sombra, obedecí, no sé cómo, pero no lo pensé dos veces. Ahora cierra los ojos y dime ¿Qué es lo que ves?, era increíble lo que logre observar, un lugar casi paradisiaco no había un sitio tan puro como el que llegue a ver, cascadas de agua tan cristalina, arboles tan colosales, y vegetación tan hermosa por sus colores que hipnotizaban al verlos. A lo lejos un castillo de plata que flotaba por los cielos, me sentía tan libre y en paz conmigo que no puedo recordar lo que paso después, lamento que poco recuerdo de ese momento vivido, si se le puede llamar así. Al despertar de mi sueño y para mi sorpresa el árbol estaba en silencio, me levante y al tratar de volver hablarle de nuevo, en ese momento yacía seco, el había muerto, aquella alma inmóvil, que ahora lloró exclamando ¡adiós hermano mío!