Nota del autor: Hace 5 años escribí esta historia, he notado con el tiempo de mis errores tanto de puntuación y gramaticales, sin embargo, prefiero mantenerlo así, ya que es una historia de un escritor incipiente con s… y deseo que quede un poco de esas manchas, para así leerlo y recordar un poco del ser que fui hace tiempo.
Me quede perdido en aquel sueño, la muchedumbre caminaba conmigo, es raro, tu no estabas en este sueño, era solo yo y la impaciencia de un deseo amigo. Me detuve ante aquel café cuyo nombre recuerdo Le terrace, decidí entrar y el ambiente me dejo maravillado, el olor de aquellos granos recién tostados, leche evaporada y chocolate mezclados, estaba realmente rodeado de esencias cálidas y dulces.
Me tome un momento antes de sentarme, había una pequeña mesita, pegada en la pared en donde se encontraba un cartel, ¡que maravilloso!, una taza de café donde su vapor formaba una mujer bailando cubierta de velos, saque mi computadora, y seguí viendo aquella figura, de pronto estaba tan perdido en mis pensamientos, la camarera interrumpió mi narcosis, ordene un capuccino y un pay de manzana, y en la pantalla de mi computadora mostraba un mensaje que me dejo inquieto, “he escrito algo sobre de ti”. No decía más, ¿a qué se refería?, la camarera me sirvió lo que pedí, sorbí el café y todo desapareció.
Mis ojos ahora estaban en otro lugar, veía el techo de un lugar que no reconocí al momento, estaba acostado, una amnesia temporal que duro 6 tal vez 8 segundos, ahora recordaba… me encontraba en aquel cuarto de hotel. Francia, ¿Quién lo iba a decir?
Mi viaje no era de placer, hace algunos días me entere que mi amiga murió, su corazón paro a la edad de 89 años, compartimos clases de filosofía los dos éramos estudiantes de aquel diplomado, ella se convirtió en mi maestra de francés poco después, me contaba historias de sus días cuando enseñaba en el centro de idiomas universitario y en la facultad de medicina. En realidad aprendí mucho de Maru como la llamábamos, recuerdo un día me conto acerca de su jubilación, sus palabras fueron: Jubilación… ¿qué tiene de júbilo? el ya no poder hacer lo que uno disfruta, es simplemente otra forma más de decirle a una persona: gracias y adiós de la manera más fría posible, yo nunca me quise jubilar… pero los altos mandos así lo quisieron, si no era por mi deseo personal seria entonces por decisión de los demás, sentir que decidan por ti tu destino es de lo más inhumano… hijo, no dejes que nadie te diga que ya no puedes hacerlo más, porque ese día trataran de asesinar tu voluntad e espíritu. Es por eso que aunque jubilada esté, los alumnos vienen a mí aun, y sabes… me siento útil, querida y sobre todo con vida.
Maru regresaría a Francia donde ella vivió parte de su vida, Uno de sus hijos Manuel la convenció de irse a vivir con él y su familia, y ella no rechazo la propuesta, le hicimos una despedida. La cantidad de personas que algún día fueron sus alumnos era increíble, los halagos, los abrazos, las risas parecían no tener fin, nos conto anécdotas, nos dijo que alguna vez poso para algún artista, no nos dijo para quien, nos enseño fotos cuando era joven, realmente era guapa su mirada tenia tal fuerza que era hipnótica, su pelo estaba largo y suelto, usaba un vestido, con encajes tejidos a mano que formaban rosas. Algún alumno se atrevió a decir, que ojala hubiera nacido antes para cortejarla, y Maru respondió: Aun estas a tiempo… el apenado ahora sería otro.
Me sentí honrado de que era fuera mi maestra, al despedirme de ella me dio un pequeño obsequio, una foto de ella representando a Cossette de los miserables junto con un actor, que después sería su esposo. Me dijo que me daba esta foto, porque sabía que me encantaba aquella obra. La abrace y le di un beso en la mejilla, y me despedí no con un adiós, si no con un Hasta pronto.
La noticia de la muerte de Maru, corrió por todos los correos de alumnos y compañeros, muchos querían ir a darle el adiós, pero un viaje a Francia, no es nada barato, así que tenía la idea de que no sería posible hacer aquel recorrido. Estando en mi casa, trabajaba en una nota para la revista arte y diseño, sonó el teléfono, era Manuel, me dijo que le gustaría que fuera al funeral de su madre, lo primero que respondí fue, que no podía pagar tal vuelo, a lo que contesto, que el avión ya estaba pagado solo era cuestión de recoger el boleto y que de la estadía no me preocupara, no me sentí bien al principio, ¿Cómo podía yo aceptar?, y antes de que dijera otra cosa, agrego, realmente ella te apreciaba mucho, no pude evitar que las lagrimas se escaparan de mis ojos, acepte, y esa misma noche hice arreglos y salí hacia París.
El funeral fue en la basílica de Saint-Denis, el sermón fue largo, las personas cercanas a la familia dieron con sus propias palabras el adiós para aquella gran mujer. Al llevar el féretro a la salida, los aplausos duraron hasta que el cuerpo abandono el recinto. Maru fue enterrada cerca donde yace su esposo, al terminar Manuel dio las gracias a todos por a ver venido, me encontré con muchos compañeros conocidos, se sorprendieron de que estuviera presente, me invitaron a comer y a platicar de lo que habíamos vivido con nuestra compañera de filosofía.
Viridiana, José, Francisco, Lucia, Marisa, Julio, Mariana, Rebeca y el pomposo del Lic. Miguel Juárez, como le gustaba que se dirigieran a él fueron todos compañeros de clases que impartia Claudia Jasso. Comimos en el restaurant Chez paul, admito que no fue lo que esperaba, Viridiana, Marisa, Julio y yo, nos llevábamos muy bien, recordamos muchas cosas, pero me decepciono que los demás solo hablaran de lo bella de la ciudad, de la comida, su gente. Parecía que en verdad los demás vinieron más de placer que de duelo.
No estaba muy contento, me despedí de todos, muchos se iban a quedar algunos días más, para no decir semanas, Viridiana, Julio y Marisa se hospedaban en el mismo hotel que yo él Balzac, ¡vaya suerte!, regresaban en 2 días a México, compartimos el taxi, y cada quien se fue a sus respectivas habitaciones, quedamos de vernos al día siguiente en el lobby del hotel a las 9 de la mañana. Eran las 6:45 de la tarde, caí rendido en la cama y todo se ennegreció para soñar con aquel café.
A las 11:30 de la noche me desperté con aquella amnesia repentina que ya había relatado, sonó el teléfono, era Manuel, le dije que me iría en dos días pero que pasaría antes para agradecerles la oportunidad de despedirme de Maru y las atenciones que tuvieron para conmigo… el sueño se escapo, Salí a caminar un poco necesitaba un café, no sé si era la necesidad o por aquel sueño extraño… admito amo el café, pero aun no me explico esa frase… He escrito algo sobre ti.
Creo que camine por 15 minutos llegue a una pequeña plaza, tome asiento en un banco, observe el panorama, la noche iluminada por aquellas luces que procedían de todos lados, las parejas caminando abrazadas, o tomadas de la mano, no por algo Francia era la ciudad del amor, mis ojos aun buscaban donde conseguir aquel elixir, había muchos lugares para mi suerte, De la ville café, bataclan, Deus Magots, flore, y no lo podía creer, Le terrace… ¿pero qué?
Apresure el paso hacia el lugar de mi sueño, entré, el mismo aroma envolvente y dulzón pero el lugar era un poco diferente a mi sueño, era más amplio y tenia afiches de obras de pintores en las paredes, reconocí alguno de Eduard Cortés, la camarera me dijo que si quería sentarme, le dije que si, y de pronto una voz que no oía por mucho tiempo me llamo: ¡Alex!, volteé y no lo podía creer, Raúl estaba ahí, compañero de la facultad de diseño, nos abrazamos y nos sorprendimos de que pequeño es el mundo realmente, me pregunto que andaba haciendo en estos lares, conté la historia desde el principio, y también del sueño que tuve.
Raúl no se mostro sorprendido, pero le agrado mi historia, después le pregunte que hacia él en Francia, al parecer su inquietud por mejorar sus conocimientos lo trajeron a estudiar un posgrado aquí. Entusiasmado por mostrarme su investigación, saco su computadora mostrando algunos carteles que fotografió, y ahí estaba el cartel que había visto en ese deja vu. Le dije y este cartel… vio el interés en mis ojos ¿te gusta?, Y recordó mi sueño, y dijo con aire de burla, no me digas, es el cartel que soñaste, a lo que respondí que si, era el mismo, la taza de café y la silueta que formaba una mujer bailando… una mujer que conocía… mira Alex. Me dijo. Este cartel es de un pintor llamado Nicholas Rubens y la modelo se llamaba… déjame ver… respondí ¿María Eugenia?, Raúl se quedo sorprendido, y dijo, sí, eso es en español, en francés se la conoció como Marie Eugenie era actriz… ¿pero cómo lo sabes?… Le respondí con una sonrisa, ella fue mi compañera, ella fue mi maestra, ella fue mi amiga Maru.
Ahora sé lo que voy a escribir para la revista, ahora entiendo esa frase de mi sueño:”He escrito algo sobre ti”.